Me volvieron a venir los oscuros nubarrones a sembrar de gris el valle que tenía delante de mis ojos sellados por la ira y algo más que desconozco. Y creo verme en el espejo del egoísmo más dañino como un ser huérfano de escrúpulos y obsesivo en la búsqueda constante del cariño. Yo, que no compartí el calor de cuna con nadie, desconozco el amor de un hermano y bebo como un loco compulsivo de las fuentes de la amistad que la vida me regala. Y me alimento, entre euforias de vida plena y miserias de secretos silencios inmisericordes, del amor que duerme a mi vera, en el lecho que bendigo cada día, porque así me enseñaron mis mayores. Y solo quiero zozobrar en esa isla, que más que ninguna es la mía, la que fabrico a medida con cada desencuentro, con cada caricia, como si de un acto de fe se tratara. Me desconozco desde hace décadas, y si hay algo que tengo muy claro es que no sé compartir lo que me es querido, y me rebelo, enseño mis garras y aparto de mí la consciencia cuando alrededor de la tierra de sentimiento que conquisto cada día, veo merodear asaltantes de lo mío. Ni siquiera atiendo a familia, siendo tan descaradamente individualista como soy, no lo puedo ver de otra forma, y sufro sin más, puesto que el calor de sentirme arropado por los míos es lo único que me da la vida.
Y además, hoy es mi cumpleaños!!!!!!!!
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