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martes, 17 de marzo de 2009

Dos escalones, cuatro amigos, muchos motivos y un solo destino….


y el rey sol, dios de nuestras almas, vuelve en este nuestro reino del sur a calentar el corazón que nos une. Y la sangre hierve en nuestras venas y comienza a despertar la sinrazón callada, el amor de las noches en vela, el hilo de Ariadna que nos lleva en brazos de la eternidad. Y en altos círculos sobrevuelan los buitres que habrán de descarnar la estupidez que nos hace invernar pendientes de la plata y la mugre. Y solo el sumergirnos en los ríos púrpura del Duero de noche en noche, nos mantuvo vivos, esperando el despertar y la vida. La primavera en nuestros corazones….


Y de tabaco y oro, de nuevo, vestirán mis compadres, y el mayor de los demonios que nos visitan a cada instante nos mostrará una vez más el camino de los “dos escalones” que conducen al paraíso.

Y con el tornasol de la chaquetilla del penúltimo de sus trajes de luces, el Duque de todos los Festejos, poeta y sinvergüenza, abrirá plaza con el mentón en alto y el pecho abierto sin esconder nada, sin miedos y sin reparos, y dispuesto a todo, a nada, ó a lo que el surrealismo de sus destellos de lucidez dictaminen el sentir de su noche, siempre grande y siempre clara. Y a la vera del río de la sensibilidad extrema el licántropo plateado, con el costado remendado en mil ocasiones y otras mil que están por venir. Abrirá sus fauces invisibles a los ojos de los demás pero certeras desde la vida que rebosa, de la alegría que enarbola y del amor adolescente que hace mella siempre en su presa. El hombre tranquilo….el centurión que lleva a la legión de su temple por las cimas de la locura; el nervio que nunca duerme…. el genio y el duende. El calor del amigo que te arropa, que te protege……
Y el destino que nos arrastra a la arena empapada de la sangre que derraman las cornás de nuestro delirio, de nuestra eterna juventud y del universo que nos aguarda con cada latido, con cada lágrima y con cada sueño.

¿Habremos vuelto? Solo “Dios” lo sabe.

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