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sábado, 14 de febrero de 2009

Palabras y alma, de otra época.

Hace una década ya, escribía cosas como las que os pasaré a mostrar enseguida. Hace una década con media docena de puñaladas menos tenía un sentido más romántico de la vida, un empuje revolucionario, una mirada límpia y un pecho abierto de par en par por el que discurrían sentimientos e ideas cristalinas que defendía hasta el final sin sopesar los estragos que aquellas contiendas pudieran dejar en mí. Creía lo que decía, y empuñaba la espada de la verdad absoluta, siempre que la causa nacía entre los pliegues de mi corazón. Aquel que por entonces no tenía ni un solo girón y plantaba cara a las misérias de la vida , que en aquellos días no eran más que bromas y niñerías de quien lo tiene todo en la fortaleza del hogar y con el calor de los suyos. Y luego, al pasar los años, el pie al albero, intentando siempre que el primero sea el derecho. Jugar a la diplomácia, no quemarse o al menos, no demasiado. En definitiva, intentar que no te partan la cara siendo lo más consecuente con uno mismo. Viviendo y dejando vivir. Y envidiando a quien pueda decir TODO lo que realmente quiera. Yo, por mucho que busco no conozco a nadie del todo así. Lo cierto.......es.....que todos.......mentimos.


- 30 de Septiembre 1.967: otro día lleno de zozobra. Por la mañana anunció Radio Balmaceda de Chile que altos centros militares habían dado la información de que Che Guevara había sido cercado en un lugar de la selva. Las emisoras locales permanecían mudas. Parece que entra en juego la traición y nos tienen perfectamente localizados. Pronto empezó el ir y venir de los soldados de un lado para otro. Al medio día llegaron 40 hombres formando una hilera apretada a punto de hacer fuego.
- 6 de Octubre 1.967: una emisora chilena ha dado una información según la cual hay unos mil ochocientos hombres en el territorio donde nos encontramos, dispuestos a capturarnos.
- 7 de Octubre 1.967: han transcurrido 11 meses desde que inicicamos nuestras actividades. Los 17 que aún quedamos iniciamos la marcha a la luz de la luna. El paso por la quebrada donde nos hallamos resulta muy fatigoso. Dejamos tras nosotros innumerable huellas.
No me resulta dificil adivinar el desasosiego que recorrería la mente del Che Guevara en el momento de hacer estas, que serían las últimas anotaciones en su diario.
Ya debió empezar a vislumbrar el fantasma de la muerte acechante en las sombras de la noche boliviana. Aunque peor sería el amargo sabor de la anunciada traición. Él que se convirtió en Mesías de una Hispanoamérica socialista e igualitaria, él que ignoró con su experiencia guerrillera hasta al mismísimo Kremlin y él que lucho contra el diablo del imperialismo yanqui amenazante sobre la libertad y total independencia de los deprimidos pueblos de Iberoamérica.
¿Como creer que el comandante del pueblo pudo ser vendido por un trabajador del campo, por un sencillo peón agrícola? Alguien de un estrato social por el que Che Guevara luchaba y hubiera luchado cada uno de sus días, en busca de una vida mejor, en busca de un acercamiento entre los distantes polos de una sociedad de clases. Aunque una vez más sería el oro yanqui el comprador de almas y el destructor de ilusiones, en definitiva, el conjurador de un aplastante imperialismo que todo lo puede.
A menudo observo a gente muy joven con camisetas y símbolos donde aparece el rostro del Che, y no puedo evitar preguntarme si realmente sabrán todo lo que significó ese símbolo que visten. Para ellos puede ser una señal de rebeldía, pero ¿hasta donde llega el contenido de esa palabra en nuestros días?, cuando la revolución se desintegra lentamente en la tumba de su suerte.
Nos privaron de tu existencia, pero no de tu recuerdo Che Guevara, y no hay más que preguntarse como sería nuestro mundo con la energía y la fuerza de tu divina presencia.
Hombres como el Che, son los que cambian el curso de la historia.

El 9 de Octubre (de 1998) se cumplirán 31 años desde que un ebrio sargento de los rangers bolivianos bajo mando norteamericano, con un tiro de gracia apagó la vida de Ernesto Che Guevara.

(Publicado en algún fanzine de la época).

...y yo que soy el mismo que escribiera estas palabras, en realidad..........no soy el mismo ...y lo siento. Y no es que me he convertido precisamente en lo que dan en llamar un conservador, pero, lo que hecho de menos es la frescura y los cojones de entonces. Y mirar a esta vida con la tranquilidad del que siempre es fiel a sí mismo. Todos mentimos.

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